Tengo la sensación de tener las paredes del estómago pegadas entre sí, no puedo comer. Tras el decretazo todo era ira y fustración, las ganas de luchar y revelarme me llevaban a aceptar ideas como la huelga de hambre o las pancartas al pie de calle.
Ahora la huelga de hambre me ha llegado sin querer, no puedo comer, la desgana de la decepción recorre mis venas y no tengo grandes esperanzas de una solución al conflicto en poco tiempo ni de manera pomposa. Ahora lo único que puedo hacer es esperar....
Esperar que los que nos representan estén en lo correcto, esperar que aunque lo estén los jueces dicten con coherencia, esperar que aunque nos den la razón no sea demasiado tarde y ya no haya marcha atrás de la situación a la que estamos derivando. Y por último y mucho más importante esperar a que la situación, que dudo que vuelva a ser la de antes, sea al menos digna de nuestra profesión.
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